Aunque dicho tal cual, no puede considerarse realmente una tarea mecánica, para conseguir mantener en perfecto estado los componentes de nuestras bicicletas y ahorrar en averias, una de las tareas de mantenimiento más importantes a tratar es la de la limpieza. El mantener limpia tu bicicleta después de cada salida, tiene una serie de importantes beneficios que no puedes ignorar: alargar la vida útil de transmisión y componentes, reducir el riesgo de averías y lo más importante, nuestro bolsillo nos lo agradecerá al tener que invertir menos en sustituciones y reparaciones.
Comenzamos pues con los puntos más importantes que deberemos seguir a la hora de lavar nuestra bicicleta.
Índice
¿Que necesito para limpiar mi bicicleta?
Al igual que hacíamos en el primer capitulo de mecanica biker en el que os hablábamos de las herramientas necesarias para poder realizar nosotros mismos nuestros mantenimientos en casa, insistimos en que es totalmente recomendable (que no indispensable) el hacerse con un soporte de taller que nos permitirá realizar todo este tipo de tareas de una forma cómoda y sencilla.
Otro de los elementos que evidentemente no puede faltar es el agua. Lo ideal es que podamos usar una manguera con algo de presión y una de esas pistolas con diferentes tipos de chorro, pero si no es posible, uno o dos cubos de agua serán más que suficiente. También utilizaremos algún tipo de jabón desengrasante del tipo Fairy o KH7, ojo con este ultimo porque hay que aclararlo muy, muy bien ya que es un poco agresivo con los metales, o sino siempre puedes optar por alguno especifico para bicicleta.
El resto de utensilios que necesitaremos serán: esponjas, cepillos, varios paños o trapos (una vieja camiseta por ejemplo) y por supuesto, para terminar, un buen lubricante especifico.
Limpiar la cadena
Uno de los puntos más importantes a la hora de realizar la limpieza es la cadena. Esta es una de las partes donde más suciedad se acumula y que más influye en el funcionamiento de la transmisión. Aunque cada vez hay más lubricantes con añadidos que evitan que la suciedad se adhiera a ellos, es normal que el polvo, la arena o el barro queden incrustados en la cadena. Si no realizamos una buena limpieza de esta, toda esta suciedad acumulada entre los eslabones, hará que el desgaste de platos y piñones se acelere considerablemente, con el consiguiente gasto.
Para la limpieza usaremos un producto desengrasante, que siempre nos encargaremos de aclarar bien para evitar que, al volver a engrasar, los restos de este eliminen la nueva capa de lubricante que apliquemos. Ademas hay que tener cuidado y especial atención a la hora de aplicar el desengrasante ya que, por accidente, lo podríamos hacer llegar a partes más delicadas (como pueden ser unos rodamientos, eje del pedalier, etc) y eliminemos sin querer el lubricante que se encuentra en el interior.
Tras aplicar el desengrasante jabonoso y con la ayuda de un cepillo, frotaremos toda la superficie de la cadena, piñones y platos para eliminar la mayor suciedad posible. En este punto, una ayuda interesante seria la de un limpia-cadenas, que hace mucho más fácil y rápido este proceso. En el mercado existen un montón de opciones y seguro que es uno de esos utensilios a los que terminaras sacando más provecho con el paso del tiempo. Sino siempre puedes optar por fabricarte tu mismo uno casero. Presta especial atención a las roldanas, esos piñones pequeños que guían la cadena a través del cambio trasero, ya que es un punto donde se acumula mucha suciedad y solemos pasar por alto.
Después de desincrustar toda la suciedad aclararemos la cadena intentando que no quede ningún resto de jabón ni desengrasante en ella.
Manguerazo si, pero…
Nos encontramos aclarando la cadena, platos, piñones y demás componentes de la transmisión a los que hemos quitado, con la ayuda de un desengrasante jabonoso, toda la suciedad impregnada. Si estamos realizando la limpieza con la ayuda de una manguera hay que diferenciar entre agua con fuerza y agua a presión. El aplicar agua a presión sobre la bicicleta puede resultar peligroso, ya que puede «colarse» a zonas internas a las que no es muy recomendable que llegue el agua, ya que puede ocasionar oxidación y deterioro prematuro sin que nos demos cuenta. Así que huye de maquinas tipo karcher o boxes de gasolinera, una manguera con un buen chorro es la mejor solución.
En el caso de que no podamos utilizar manguera, no nos quedará más remedio que recurrir al tradicional cubo de agua de toda la vida.
Ya con la transmisión limpia, el siguiente paso será eliminar el resto de la suciedad que pueda quedar en la bici, como barro o polvo con la ayuda de la manguera, una esponja y algun cepillo que te ayude a llegar a las zonas menos accesibles. Os recomendamos hacerlo en este orden, ya que si comenzásemos aplicando la manguera por toda la bici, a la hora de realizar la limpieza de cadena, esta suelta mucha suciedad y seguramente deberíamos volver a repasar el resto de la bicicleta.
Atención con la limpieza de los discos de freno
Los discos de freno de nuestra bici pueden llegar a ser uno de los puntos críticos a la hora de la limpieza, no por complicado sino por ser un punto delicado. Es importante que evites tocarlos con las manos. La grasa de nuestros dedos puede quedar impregnada en el disco y afectar de forma negativa a la frenada. No seriáis los primeros, que por tocar el disco con las manos sucias, contaminasen las pastillas de freno, teniendo que sustituirlas. Es muy recomendable, que si vais a manipularlos, os pongáis unos guantes de latex limpios, os ahorraran más de un disgusto.
Continuando con los discos de freno, hay que tener cuidado al lubricar las partes cercanas a ellos. Si es posible, evitad usar lubricantes en spray sobre la cadena, ya que podríais salpicar a los discos. Un pequeño truco es cubrir con un trapo limpio el disco cuando estemos lubricando la cadena y zonas de la transmisión.
Cuando hayas terminado de limpiar todas las partes de la bicicleta, procederemos a secarla. No es aconsejable dejar que la bici se seque sola, ya que en este momento nuestra bicicleta no esta lubricada y el agua podria hacer de las suyas. La mejor forma de secarla es con un compresor de aire, pero como no todo el mundo cuenta con uno, lo normal es que lo hagamos con una toalla vieja o trapo.
Ya estamos terminando
Después de haber terminado de secar la bicicleta, ya solo nos quedara lubricar de nuevo la cadena, las partes móviles de la transmisión, como el cambio trasero, desviador y pedales automáticos. Te recomendamos que utilices un aceite o cera lubricante de buena calidad, este es un punto en el que no debes «racanear». No olvides al terminar de lubricar, eliminar el exceso de aceite que pueda quedar tanto en la cadena como en el resto de componentes, de esta manera evitaras acumular suciedad, recuerda que el aceite es como un imán para el polvo.
Todo este proceso, con el que habrás conseguido alargar la vida de los componentes de tu bicicleta, no te llevará ni 15 minutos en cuanto cojas un poco de practica. Para ayudarte un poco más y no te quede ninguna duda, a continuación te mostramos un vídeo en el que podrás ver gráficamente todo este proceso.