El año pasado, en los Mundiales de Hafjell, el destino sonreía a Gee Atherton. Josh Bryceland, que venía marcando el mejor tiempo en todos los sectores del circuito, realizaba un mal aterrizaje en el último salto, que acababa con sus aspiraciones mundialistas (y un pie destrozado), entregando en bandeja y por apenas unas centésimas, el maillot arcoíris a su compatriota. Este año la suerte no ha estado del lado de Atherton y al poco de comenzar su bajada, un error, en una zona aparentemente sin dificultad, hacia que el piloto de GT terminase por los suelos, dejándole fuera de la defensa del título.